El mercado de la indumentaria en Argentina está cambiando a causa de diversas tendencias y desarrollos recientes.
La producción responsable de esta industria cobró relevancia en los últimos años.
Las marcas blancas adoptan estos valores vinculados a una mayor conciencia ambiental y social.
En la Argentina, las marcas blancas trascendieron el ámbito de los supermercados, expandiéndose a diversos sectores que buscan ofrecer productos de calidad a precios accesibles.
Estas iniciativas reflejan una tendencia creciente en el país hacia la diversificación de las marcas blancas más allá de los supermercados, abarcando sectores como la indumentaria y la comercialización de productos tradicionales, siempre con un enfoque en la calidad, accesibilidad y sostenibilidad.
Con la moda sostenible en auge, las marcas blancas pueden adoptar modelos de producción responsables para diferenciarse de las marcas tradicionales.
La producción responsable en la industria de la indumentaria en la Argentina cobró relevancia en los últimos años, impulsada por la creciente demanda de consumidores por prácticas sostenibles y éticas. Este enfoque abarca desde el uso de materiales ecológicos hasta condiciones laborales justas y procesos transparentes.
Hay que considerar que la Generación Z muestra una inclinación hacia productos que enfatizan ingredientes naturales, envases ecológicos y prácticas de producción responsables.
Personalización
Esta tendencia impulsó la demanda de marcas blancas que adoptan estos valores, reflejando una mayor conciencia ambiental y social entre los jóvenes consumidores. Además, las marcas blancas ofrecen directamente sus productos en plataformas digitales, sin depender de tiendas físicas o intermediarios; personalizan la experiencia de compra mediante el uso de inteligencia artificial, permitiendo que los consumidores encuentren prendas según su estilo y preferencias; e fomentan el crecimiento de las ventas a través de redes sociales y marketplaces o lanzamientos exclusivos en plataformas digitales..
Si bien la reducción de aranceles y la flexibilización de importaciones benefician a las marcas internacionales, también favorecen a las marcas blancas que tercerizan producción y, que, además, están en un momento de expansión y transformación.